martes, 10 de noviembre de 2009

CRÓNICAS MARCIANAS


Crónicas Marcianas de Ray Bradbury es una recopilación de 25 relatos cuyo hilo conductor es la conquista de Marte.
A pesar de estar catalogado como Ciencia Ficción, Bradbury utiliza los elementos futurísticos como escenografía y pretexto para desnudar y exponer los sentimientos del hombre.
A lo largo de los 25 relatos nos damos cuenta que los verdaderos extraterrestres, los auténticos monstruos somos nosotros mismos.
25 historias llenas de nostalgia y soledad poéticamente escritas.
Nos va contando las expediciones y los intentos del hombre por conquistar Marte.
También nos cuenta de los marcianos. Cómo empiezan a tener sueños y presagios acerca de la llegada del hombre. Cómo la ambición, vanidad y celos hacen que fracasen las primeras expediciones.
Bradbury no se mete en explicaciones científicas de cómo funciona un cohete; sólo señala que van llegando uno a uno hasta el punto en que en un futuro no muy lejano, uno mismo podría armar su cohete y aventurarse al espacio. ¿Por qué querríamos aventurarnos al espacio? Probablemente porque eres negro y ya estás cansado de los malos tratos o simplemente porque la nueva guerra está a punto de estallar.
En este compendio de 1950 se empiezan a vislumbrar temas que posteriormente explotaría con maestría, como la quema de libros "prohibidos". Llegará el año en que los gobiernos e iglesias prohiban los libros que fomenten la imaginación: Poe, Lovecraft, Hawthorne... ¿Por qué pienso en León?
Describe cómo destruimos una cultura ejemplar y cómo a pesar de estar miles de kilómetros alejados y empezando de cero, no podemos evitar ser hombres.
Este es una pequeña parte que sintetiza la obra. Pertenece a Aunque siga brillando la luna:
-¿Por qué lo hizo?
Tranquilamente Spender dejó el arma en el suelo.
-Porque he visto que los marcianos tenían algo que nosotros nunca soñamos tener. Se detuvieron donde nosotros debíamos habernos detenido hace un siglo. He paseado por sus ciudades y comprendo a esta gente y me gustaría llamarlos mis antepasados.
... -Los marcianos sabían cómo unir el arte y la vida. El arte fue siempre algo extraño entre nosotros. Lo guardamos en el cuarto del loco de la familia, o lo tomamos en dosis dominicales, tal vez mezclado con religión. Bueno, estos marcianos tenían arte, y religión y todo.
... -Cuando yo era pequeño mis padres me llevaron a la ciudad de México. Siempre recordaré el comportamiento de mi padre, vulgar y fatuo. A mi madre no le gustaba tampoco aquella gente porque eran morenos y no se bañaban a menudo. Mi hermana ni les hablaba. Sólo a mí me gustaban realmente. Y puedo imaginarme a mi madre y mi padre aquí en Marte haciendo otra vez lo mismo...
-Para el norteamericano común, lo que es raro no es bueno. Si las cañerías no son como en Chicago, todo es un desatino. ¡Cada vez que lo pienso! ¡Oh, Dios mío, cada vez que lo pienso! Y luego... la guerra. Usted oyó los discursos en el Congreso antes de que partiéramos. Si todo amrchaba bien, esperaban establecer en Marte tres laboratorios de investigaciones atómicas y varios depósitos de bombas. Dicho de otro modo: Marte se acabó, todas estas amravillas desaparecerán. ¿Cómo reaccionaría usted si un marciano vomitase un licor rancio en el piso de la Casa Blanca?
... -Luego vendrán los otros grandes intereses. Los hombres de las minas, los hombres del turismo... ¿Recuerda usted lo que pasó en México cuando Cortés y sus magníficos amigos llegaron de España? Toda una civilización destruida por unos voraces y virtuosos fanáticos. La historia nunca perdonará a Cortés.
...-¿Qué podía hacer? ¿Discutir con usted? Estoy solo contra todos los granujas codiciosos y opresores que habitan la Tierra. Vendrán a arrojar aquí sus cochinas bombas atómicas, en busca de bases para nuevas guerras. ¿No les basta haber arruinado un planeta y tienen que arruinar otro más? ¿Por qué han de ensuciar una casa que no es suya? Esos fatuos charlatanes. Cuando llegué aquí no sólo me sentí libre de toda esa supuesta cultura, sino también de la moral y las costumbres terrestres.

También nos plantea una pregunta esencial: ¿Qué haríamos si supiéramos que esta es nuestra última noche?
¿Haríamos algo que nunca hemos hecho? ¿Saldríamos corriendo envueltos en pánico? ¿Qué haríamos? Bradbury propone que haríamos lo mismo que hacemos cada noche. Nos quedaríamos dormidos al lado del ser amado esperando el inminente final.
El prólogo es ni más ni menos que de Jorge Luis Borges.
Es un libro que tiene que leerse.


Ray Douglas Bradbury (Waukegan, Illinois, 22 de agosto de 1920) es un escritor estadounidense de misterio del género fantástico, terror y ciencia ficción. Principalmente conocido por su obra Crónicas Marcianas (1950) y la novela distópica Fahrenheit 451 (1953).

2 comentarios:

  1. ¿Una última noche, eh? Pues supongo que cerrar las llaves del agua y ponerle comida a los gatos, no sea que no tengan que comer en el más allá (¿qué demonios fue eso?).

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